Nuevamente Ian Anderson, una de las máximas figuras del rock progresivo paso por Buenos Aires, en este caso como solista (aunque la entrada decía JETHRO TULL, si, patético), la cita fue en el Teatro Gran Rex, un lugar mejor imposible. La incógnita estaba no sola en la banda que iba a traer, sino también en que formato se presentaría, ya que había hecho algunos shows acústicos, pero afortunadamente nos regalo un show eléctrico y con mucha fuerza, basado prácticamente en el repertorio de Jethro Tull.
La banda que lo acompaño estuvo formada por Florian Opahle en guitarras, Scout Hammond en batería, John O’Hara en teclados y acordeón y David Goodier en bajo, que dieron un show con mucho oficio, sin sobresalir demasiado, solo Opahle tuvo su momento con un solo en donde demostró velocidad y técnica, pero todos fuimos a ver a Ian Anderson y su amada flauta, sus poses, su escena y su gran carisma que siguen intactos, lo único que viene perdiendo lamentable es su voz, que hace tiempo ya no es la de antes, pero se las arregla muy bien para pasar tremenda dificultad. Como dije antes el set estuvo plagado de clásicos de Tull, de entrada “Living In The Past” fue quien abrió el show, y asi fueron desfilando entre otros, “A New Yesterday”, “Up To Me”, “Song From The Wood” y una excelente interpretación de “Bourée”.
Para mí unos de los momentos más destacados del show fue el fragmento que hicieron de “Thick As A Brick”, una de las obras más importantes no solo de JT sino de la historia del rock progresivo. Tambien hubo lugar para material “mas raro”, como “A Change Of Horse” de toques orientales, previo homenaje a Bach.
Las últimas se sucedieron casi sin respiro, todas del repertorio de JT, “My God”, “Budapest” (para muchos la mejor canción en años), una que no puede faltar nunca, “Aqualung”, el comienzo lo tuvo el acordeón de O’Hara reemplazando al clasico riff de guitarra tan personal y único, fue bien recibida y festejada, pero como la versión eléctrica clásica no hay. Se fueron y retomaron el escenario para el final en donde sonó solamente “Locomotive Breath”, hubiese esperado una canción mas, pero tampoco es para quejarse, ya que Ian y los suyos dieron todo. Más no se puede pedir, ojala que la próxima visita de Mr. Anderson sea con su banda que tan amada es en nuestro país.
