Presto Ballet no se rinde y más allá de las varias modificaciones de integrantes que vienen sufriendo siguen de pie y alzando la bandera del rock progresivo clásico con mucho orgullo. Digo "clásico" por las obvias influencias que tienen, que van desde Rush, Kansas a Yes, pasando por Deep Purple o Styx, algo más tradicional que esto no puede haber.
El anterior álbum "Invisible Places" marco una diferencia con los anteriores por su orientación hacia terrenos mas pesados al igual que el EP que le siguió "Love What You've Done To The Place", pero este "Relic Of The Modern World" intenta volver a los comienzos para rescatar ese sonido pulido y refinado con el que comenzaron.
La propuesta de esta nueva entrega (según la banda) estaba orientada e influenciada por el maravilloso "2112" de Rush, no por el lado de las letras sino más por el armado de las canciones, su distribución en el álbum (también se edito en vinilo), tres canciones, una intro y la canción que da título con una duración de casi 20'. La banda y sobre todo su líder Kurdt Vanderhoof siempre hace referencia y demuestra su amor por el rock progresivo de los 70's y el valor que tenia el vinilo en su momento y con el paso de los años se fue perdiendo.
La encargada de abrir el disco es "The Chemical Age" una típica canción que representa la propuesta del grupo, con una base rockera, teclados que apoyan y por momentos ganan protagonismo y la voz bien al frente, en este caso el de un nuevo miembro, Chuck Campbell (que viene a reemplazar al exMetal Church Runny Monroe) con una voz que por momentos me hizo recordar a Alan Reed (exPallas).
Seguimos con "Watching The Radio", épicos como Kansas e intrincados como Rush es la mejor explicación que le encontré a estos 8 minutos de puro rock progresivo.
Los teclados de Kerry Schacklett dicen presente en "Broken Toys" (al mejor estilo de un Rick Wakeman) , en una canción podría denominarse tranquilamente de "Pomp Rock" por lo elaborada y ganchera que resulto, mucho de aquel viejo Styx de "Equinox" y "The Grand Illusion".
El solo de piano denominado "Prelude To Farewell" sirve de introducción para el plato fuerte del álbum: "Relic Of The Modern World". Acá sí, no se guardaron nada y desplegaron lo mejor que tienen, sin dudas y hasta la fecha esta es una de sus mejores composiciones, no es "2112" ¡por supuesto!, pero Vanderhoof logro acercarse bastante a lo que quería.
Quizás resulte corto, ya que estamos acostumbrados a disco largos que lleguen al tope de lo que entra en un CD, pero la propuesta de PB es la de volver a las fuentes, a las épocas del vinilo en donde con 45' minutos bastaban y sobraban para crear una obra maestra. No se si es para tanto este nuevo disco que de primeras oídas no me había convencido, pero en la era de los mp3 donde podes tener miles de discos con un click, le di varias oportunidades y con el paso de las escuchas fue ganando mi corazón.