Cuando se anunció que uno de los discos más importantes e indispensables para entender al rock progresivo como lo es y será por siempre “Thick As A Brick” iba a tener una segunda parte causo un entusiasmo y a la vez muchas incógnitas. Estas dudas tomaron forma cuando Ian Anderson confirmo que no sería grabado por Jethro Tull, sino por su banda que lo viene acompañando en sus presentaciones como solista. Esto significaba que su mano derecha y compañero desde hace más de 40 años, Martin Barre no estará con su personal guitarra para la continuación de una de las más famosas obras de concepto del género progresivo. Pero como lo declaro Anderson en varias entrevistas, Barre ya no quería volver a involucrase en un nuevo disco y menos en la composición de una nueva obra conceptual, y además estaba con ganas de hacer algo distinto después de muchos años juntos, esto igualmente es girar como solista haciendo temas de Tull, lo que evidencia algún cortocircuito entre ambos.
Más allá de estas particularidades entorno al disco, hay que decir que en cuanto a lo musical Anderson cumplió con creces e hizo olvidar que este proyecto lleva su nombre, ya que esto es 100% Jethro Tull. Creo no equivocarme si digo que este disco es lo mejor que hizo Anderson en muchos años, quizás desde el “Root To Branches” del 93’. El espíritu del viejo Tull aparece y pone la piel de gallina, sonando naturalmente como en aquellos años.
El concepto de esta segunda parte esta basado principalmente ¿Qué fue de la vida de Gerald Bostock?, aquél niño de la primera entrega, que hoy año 2012, tendría 50 años. Anderson baso las letras en supuestos, con la típica pregunta ¿y sí ….?, referente a los cambios y situaciones que se presentan en la vida de uno, en la que tienen que tomar decisiones , por eso Anderson plasma en el disco y se hace varias preguntas, y muestra el futuro de aquél niño, ¿pudo haber sido un indigente, un soldado, banquero o un predicador?... muchas preguntas y supuestos van de la mano con las interesantes composiciones, bien pensadas , con un Anderson que nuevamente vuelve a posarse en el altar que hace mucho tiempo no trepaba.
Dentro de lo estrictamente musical, el inicio con “From A Pebble Thrown” comienza el viaje que en varias ocasiones nos traslada a 1972, como en este caso con referencias al lado B de “TAAB”. Sigue “Pebbles Instrumental”, que sirve de puente para conectarse con “"Might-have-beens”, la palabra de Ian , sobre los “¿y sí?”, que presenta la vida y las decisiones que uno debe afrontar. “Gerald The Banker": "Upper Sixth Loan Shark"”, es el preludio acústico para “Banker Bets, Banker Wins”, un golpe al corazón del fan con todos los condimentos que hicieron de JT una banda única.
Luego pasamos a “Gerald Goes Homeless” con "Swing It Far” y “Adrift And Dumfounded”, variando entre pasajes calmos y rockeros, esta última una genialidad de Mr. Anderson. Suponiendo que Gerald se hizo militar, “Gerald The Military Man”, donde vuelven a aparecer sonidos del pasado en “Old School Song” y seguido pasamos a “Wootton Bassett Town”, una pieza que recuerda a los mejores momentos de “The Broadsword And The Beast”.
"Gerald The Chorister", el niño del coro con dos piezas cortas como "Power And Spirit" y "Give Till It Hurts", saliendo a relucir el costado juglaresco de Anderson. “Gerald: A Most Ordinary Man”, acá también tenemos canciones cortas,” Cosy Corner” y la rockera “Shunt And Shuffle”.
Dentro de “Convergente”, escucharemos la pieza más extensa, “A Change Of Horses” que transita por el Folk progresivo típico de JT y de por ejemplo “Rupi’s Dance”, un gran trabajo en solitario de Anderson. Si pasamos a la sección “Mulberry Walk”, vamos a encontrarnos a “Confessional”, una canción que no aporta mucho, aunque la pirotecnia progresiva aparece al final, pero mejora todo con "Kismet In Suburbia" y con el cierre de "What-ifs, Maybes, Might-have-beens", para redondear un final siguiendo el hilo musical de toda la placa, como la primera parte.
He tardado en escribir la reseña, porque quería digerir a más no poder el álbum y llegue a la conclusión que si te gusta JT, es imposible que me digas que es un disco flojo o que no esta a la altura de su primera parte con la cual no tiene sentido compararla, no solo porque hay otros interpretes, sino porque pasaron nada mas y nada menos que 40 años, pero la esencia y la magia estan presente y eso es lo que se esperaba del disco progresivo que más expectativas generaba para este año.
Amigos: ¡De pie para aplaudir a Sr. Ian Anderson!