Por segunda vez el líder de Porcupine Tree y ahora dueño de una carrera solista llena de halagos y con un futuro más que prometedor, se presento en nuestro país para promocionar su reciente álbum "The Raven That Refused to Sing", con un marco que no podía ser mejor en el Teatro Vorterix, con una convocatoria que supero al show del Teatro de Flores.
Llegue cuando ya estaba sonando "Luminol" (¡arranco antes de lo anunciado!)y casi no tuve chances de ubicarme demasiado,luego de semejante pieza progresiva, siguieron "Drive Hope" y "The Pin Drop" del reciente material que se toco en forma completa durante toda la noche.
Un show que no dio respiro, con un Wilson que a comparación del show anterior, se mostró mucho más comunicativo, algo que no es muy común en él y llevo las riendas de una velada sin baches, de hecho en la canción "Harmony Korine", su guitarra no le respondió y paro el tema, en tono de broma culpo a la tecnología de nuestro país, pero luego se dio cuenta que fue culpa de su gente y se disculpó, así fue todo el show con un Wilson muy predispuesto a conectarse con la gente más allá de su música.
No solo pudimos apreciar más de 2 horas de su música, sino que a nivel visual se pasaron imágenes que adornaron las canciones y promediando el show, el telón cubrió a la banda donde se proyectaron vídeos e imágenes mientras ellos tocaban, un lujo.
Son tres los discos que forman parte hasta ahora de su carrera solista, al que presento hay que sumarle "Insurgentes" y "Grace For Drowing" y de todos ellos pudimos presenciar algo esa noche, junto con el agregado para el cierre de "Radiactive Toy" del álbum debut de Porcupine Tree, "On The Sunday Of Life", que podría considerarse también como un trabajo solista de Wilson, sin dudas el tema más coreado de la velada.
La banda que trajo en esta oportunidad estuvo conformada por Nick Begg en bajo (un ser de otro planeta, que también suele colaborar con Steve Hackett), Theo Travis en saxo y flautas, Adam Holzman en teclados y los muchachos nuevos que lo acompañan ahora, Guthrie Govan en guitarras en lugar de Niko Tsonev y Chad Wackerman en batería en reemplazo de Marco Minemann, con esta banda es imposible que las cosas salgan mal. Se despidieron con caricaturas de cada uno de ellos en la pantalla, para que recibieran los merecidos aplausos, mientras de fondo sonaba "Ljudet Innan" de Storm Corrosion, el proyecto que armo con Mikael Åkerfeldt, el líder de Opeth.
Una vez más Steven Wilson paso por Buenos Aires y nos regalo un show sin baches y lleno de buena música, ¿genio del rock progresivo?, no lo sé, personalmente no soy un fanático de su música, pero es imposible negar que se encuentra varios escalones por encima del resto de bandas y músicos que andan dando vueltas por el mundo...si vuelve, allí estaré.
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