Por fin tenemos entre nosotros el nuevo disco de Dream Theater que lleva solamente su nombre y con un arte de tapa que dio para la discusión, con muchos decepcionados y unos pocos contentos, pero dentro de todo, esto es solo un detalle, lo importante pasa por las nueve canciones del disco.
No voy a entrar en la polémica de aquellos que defienden a capa y espada a Mike Portnoy, “Dream Theater ya no es lo mismo”, “Mike Portnoy es Dream Theater” y muchas otras tantas frases como estas que son común leer en la web, si me pongo la camiseta tendría que estar afirmando esto, pero las cosas se dieron así y la banda decidió seguir adelante.Me dispuse a escuchar el disco como se debe, sin tener ningún prejuicio por adelantado y simplemente dejándome llevar por el nuevo material de la banda más grande del metal progresivo.
El disco comienza con una intro instrumental, “False Awakening” (divido en tres partes cuyo autor es el Sr. Rudess), épica y marchosa con ribetes progresivos y orquestales que da pie para engachar con el primer single de adelanto que fue “The Enemy Inside”, una canción poderosa que incluye de todo un poco desde “6DOIT” hasta la actualidad, no estuvieron muy inspirados pero el gancho efectivo está presente y con el paso de las escuchas puede que termine convenciendo.
“The Looking Glass” abre con un riff asesino que puede estar inspirado en “Limelight” de Rush o es pura casualidad (jeje), pero sin embargo he aquí una de las mejores canciones del disco, con mucho del DT de “Images and Words” y “Awake”, una canción que suena a metal progresivo de los 90’s, falto un mayor despliegue de Labrie que como en casi todo el disco se encuentra muy medido, esta canción en los 90’s no la hubiese cantado así…
Otra pieza instrumental, en este caso “Enigma Machine”, lejos de llegar a la majestuosidad de “Erotomania”, “Yste Jam” o “The Dance Of Eternity”, pero con momentos interesantes sobre todo cuando se encuentran Petrucci y Rudess y el final donde Mangini dice presente y demuestra algo (no todo) de lo que puede hacer, luego encontraran pasajes calcados a canciones del pasado que le restan algunos puntos…
“The Bigger Picture”, arranca explosiva y repentinamente la calma se hace presenta para que la suave voz de Labrie nos endulce, luego va levantando vuelo y dejando plasmada a otra de las grandes canciones de este álbum, sin dudas un tema para hacer en vivo, con un cierre que recuerda mucho a “Losing Time / Grand Finale” de la suite "6DOIT".
Continuamos con “Behind The Veil” que toma vida casi a los dos minutos, arrancando bien metalero con el bajo de Myung al frente y con la aparición del riff guitarrero nos adentramos en ese Dream Theater que es ángel y demonio, que puede sonar heavy y melódico de un momento a otro. Nuevamente ideas del pasado se hacen presentes, pero en esta ocasión algo disfrazadas y pasan desapercibidas. Como en todo el disco, hay una gran inclinación en apoyarse plenamente en los estribillos para que las canciones tengan un gancho directo, y más allá de las críticas que se pueden hacer, esto lo consiguen.
“Surrender To Reason”, otra canción que nos pasea de un lado para otro, el pasaje instrumental donde Petrucci y Myung y Rudess sacan chispas, es maravilloso. Esto es DT 100%, aunque lo que antes hacían en 12 minutos ahora lo hacen en 6 minutos.
Con un comienzo muy similar a “Beneath The Surface” del álbum anterior, aparece “Along The Ride” una canción sencilla, lo más cercano a un balada en el disco.
Llega el final con los 22 minutos de “Illumination Theory”, la suite del disco que con el paso de las escuchas va ganando puntos. Es una canción con diferentes climas y pasajes (arreglos orquestales a cargo de Eren Başbuğ), que si bien no llega a la majestuosidad de “Octavarium” se le acerca bastante. Lo único para reprochar es la falta de conexión entre algunos pasajes que parecen cortados y pegados, pero de todas formas esto no opaca la obra. Aquí podes encontrar algo del James Labrie que todos queremos, haciendo uso de su potente voz, que tan olvidada tiene.
Si nos centramos en el trabajo de los cinco miembros, hay que decir que como siempre cumplen, algunos seguimos esperando más de James Labrie, pero habrá que resignarse, Mike Mangini parece atado, aunque si bien fue parte de la composición, habría que ver cuanto pudo aportar. El resto, sin reproches, aunque este disco para aquellos que esperan virtuosismo en grandes dosis, seguramente se verán defraudados.
La producción del disco no es la mejor que hayan hecho, sobre todo en el sonido de la batería, de lo más criticado por lo que pude leer y acá me sumo a la protesta, pero una buena canción sobrepasa cualquier cosa.
En resumen, un disco sencillo y sin demasiadas pretensiones, algunas ideas parecen nuevas y otras no tanto, pero creo que marca un camino a seguir donde las canciones tienen prioridad por encima de las instrumentaciones extensas, pero tendremos que esperar el próximo paso del grupo para poder confirmar esto.
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