Parece fácil, pero no lo es. Uno puede calzarse los zapatos del tipo al que escucha, de forma figurada, y no ver tanta dificultad a la hora de concatenar decisiones acertadas y dar pasos correctos, obviando la posible falta de inspiración y olvidando a menudo las presiones de la industria asociada a la mente creadora, por exigua o débil que ésta sea... Spock's Beard me habían dejado de interesar hará unos quince años, no habían editado "Snow" aún y las señales de agotamiento artístico y ahogo compositivo propiciaron mi indiferencia y desdén. Aquél disco no sirvió para retomar el interés, sin ser una bala perdida nunca provocó en mí las explosiones sensoriales que sí lograron "V" o "The Light"... El giro genesiano de los acontecimientos, abandono del capitán de la nave tras un ambicioso disco doble que no cumplió las expectativas de nadie, y huida hacia delante otorgando galones al batería, tampoco logró que mi fe se viera restaurada. De hecho, eso mismo unido a los motivos esgrimidos por el ex-almirante y su 'iluminación' repentina, me resultaron más cómicos que lógicos... A partir de ahí y bajo mi punto de vista, cuatro discos de estudio (de los que saco sólo 40 minutos verdaderamente interesantes) y tres directos en los que resalta la comandancia de Dave Meros, el bajista, en tareas compositivas escudando al nuevo timonel, Nick D'Virgilio, el cuál abandonaría el barco en el 2010. Y entonces llegó Ted Leonard y la banda grabó "Brief Nocturnes And Dreamless Sleep"... Y bastó una escucha para recuperar sensaciones perdidas.
'BNADS' es un disco formidable, en ocasiones poderoso. Las composiciones aúnan calidad y accesibilidad y sobrepasan cualquier expectativa. Ted Leonard dota de nervio y carácter las cada vez más anquilosadas propuestas de los tres Beards restantes. Logra salir airoso, al cabo, de uno de los más complicados retos a los que se enfrenta un músico con amplio bagaje a sus espaldas, trasfundir su sangre, a priori no compatible, en cuerpo ajeno sin atisbo de rechazo, conseguir que Enchant entre a formar parte, de forma exitosa, en el sonido de Spock's Beard.
Con el eco placentero de aquél disco aún resonando, la banda presenta "The Oblivion Particle" en este 2015 y el adelanto no pudo ser más certero... Ni más engañoso...
Os decía al principio que hubiese parecido fácil repetir esquemas y ahondar en la faceta enérgica que Leonard ha imprimido en la banda, y es exactamente lo que hacen pero con grandes diferencias. La primera de ellas el abandono de la inmediatez. 'TOP' es un disco más denso que 'BNADS', fluye con mucha menos facilidad y sin embargo no parece tan trabajado ni ornamentado a posteriori. Aunque es un trabajo que crece exponencialmente tras cada escucha, uno no deja en ningún momento de tener la sensación de estar ante los despojos de aquél... La impronta Enchant cubre campo, mucho, el liviano y velado deje genesiano 80's que deslumbraba en el anterior sigue presente pero, sin embargo, es el adn Beard el que pierde preponderancia.
"Tides Of Time" aparece majestuosa y con ella la imponente imaginería Spock's Beard vuelve por unos instantes a teletransportarte a un quimérico punto entre "Day For Night" y "V". A un 'como si nunca se hubieran marchado' que posee dotes curativas. Abre el disco y se usó como adelanto, además, es el corte con más herencia Beard que vas a encontrar en todo el disco, y eso es tan bueno como descorazonador. Okumoto luce 'maltratando' lo que parece un Hammond y la guitarra de Morse recuerda la deliciosa contundencia contenida de sus primerísimos trabajos. Sin tanto efecto, efectista y poco efectivo de sus aportaciones tras la salida de su hermano, el pastor de almas...
"Minion", tras lo dificultoso que resulta dejar de creer que es una broma, es un corte inofensivo con algunas líneas de guitarra interesantes y una parte final de piano y voz que sostiene el tema por sí sola. Entre anodino y poco inspirado, recuerda, gracias a esos riffs de guitarra impostados la época menos inspirada de los americanos.
Unas acústicas y un teclado preseteado en los sintes vintages setenteros abren "Hell's Not Enough", un medio tiempo que si bien no te volará el peluquín, si hará que te descubras canturreando el poderoso estribillo. Mención especial al diálogo entre teclas y guitarras hacia la parte final del tema. Esos momentos, convenientemente desarrollados y con una menos vitaminada base rítmica, (¿me parece escuchar un puñetero doble bombo?), han hecho grandes a los Beard. Deberían insistir por ahí...
"Bennett Built A Time Machine"abandera, posiblemente, a las partes menos interesantes del álbum. Una herencia Floydiana (con guiños aparentes) y un pseudo Mellotron parecen lo único rescatable de seis minutos absolutamente prescindibles, planos e insulsos. La parte instrumental central es infantiloide e indigna.
Gran piano, Genesis, mucho melodrama y la mejor de las propuestas del álbum desde el punto de vista de la ejecución, (hay partes instrumentales que aplastan) hacen de "Better Way To Fly" la más Prog de las composiciones y uno de los momentos álgidos de este disco. Recuperamos por momentos esas armonías vocales que tanto hemos disfrutado en los Beard clásicos. No superpuestas ni entrelazadas, armonizando y describiendo melodías de forma sublime. Lástima que lo bueno dure sólo 8 minutos...
"The Center Line" parece en ocasiones High Tech Prog, otras un tema Pop con mucho amor propio y casi siempre un desaguisado del que no haré más leña... Prescindible y tremendamente aburrida. He de decir, en su descargo, que actualmente la puedo escuchar sin saltar a la siguiente, que era lo que me sucedía en las tres escuchas posteriores a la primera toma de contacto.
"To Be Free Again" vuelve a planteamientos más respetuosos (y respetables) con su propia herencia y legado. Excesivamente larga, quizá, es una composición más que aceptable de Prog contemporáneo con conexiones a Enchant y el Prog americano de la pasada década. Leonard hace un gran trabajo retorciendo sus registros vocales hasta hacerte creer estar escuchando a tres personas diferentes. Okumoto no sobresale pero cumple (es curioso que las partes que más me gusten sean en todo el álbum las que ataca al piano clásico) y el resto hace de perfecta comparsa. La base rítmica parece acoplarse por fin y tras siete temas es algo plausible... Creo.
"Dissappear" concluye el disco y hace las veces de colofón digno a lo escuchado. No va a pasar a la historia, como ninguna de sus compañeras, pero es una decente composición progresiva con algún desarrollo potable y un clímax general bastante logrado.
Insatisfactorio, poco ambicioso, plano y en ocasiones intrascendente. Aún así tiene unos veinticinco o treinta minutos ampliamente disfrutables, no más. Una pena. Yo les había vuelto a poner el listón alto y han roto pértiga... Como punto fuerte: que gana mucho conforme vas familiarizándote con él, que las escuchas lo hacen dimensionarse a la grande y que, tal vez, sea un recurso y paso lógico (aunque sea de forma inconsciente) para al vuelta del antiguo timonel. Sí, el pastor de almas. Os dije que parecía fácil, pues no lo es.
Reseña: Carlos Torrecilla Abenoza
- PUNTAJE: 6 / 10 -
No hay comentarios:
Publicar un comentario